Desde que la vió, el joven supo que su vecina tenía que ser toda una guarra. A pesar de que tenía una cara angelical y ciertos aires de “santurrona”, él sabía que ocultaba algo por la manera en que se comportaba y las miradas inapropiadas que había logrado captar en una que otra oportunidad.
Llegó incluso a pensar que estaba equivocado, pero sus sospechas se confirmaron cuando ella apareció en sus búsquedas por internet ofreciéndose como camgirl profesional. No dudo ni un instante y se conectó inmediatamente para verla en acción y muy excitado la observó: la rubia con su chocho rosadito en frente de la cámara gimiendo como una zorrita hasta que consigue una gran eyaculación femenina por la cam. Sus tetitas cubiertas por su larga cabellera vibraban con cada movimiento de la autopenetración que se propiciaba mientras que paralelamente se estimulaba su clítoris. El mete y saca de la rubita era toda una delicia y sus jadeos infantiles se opacaron cuando tuvo aquella.
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