Esta ama de casa insaciable se encuentra con una follada a cuatro patas hasta correrse viva. Ha ocurrido un accidente y esta ama de casa, buscando un tanga que no encuentra, ha quedado atascada en la lavadora. La cabeza no sale, y ha gritado hasta que su vecino la ha escuchado. Pero cuando el amigo llegó, no pudo resistirse al espectáculo de verla en cuatro, con sus nalgas bien paradas que se le salían de la falda.
Le dijo que iba a engrasarle la cabeza para que pudiera salir, pero le bajó el tanga, le estimuló un poco el clítoris y le metió la polla dura. A ella le excitó tanto que comenzó a gemir y a menearse aguantando cada empujón que le va abriendo el coño hasta dejarlo bien lleno de jugos vaginales y de temblores que lo sacuden de tanto en tanto. Ha aguantado feliz la juerga porque cree que el vecino al fin la ayudará a salir, pero él lo único que hace es penetrarla con fuerza, llevándole el miembro hasta el final. Ya a punto, se saca la polla y le echa la lefa sobre la espalda, manchándole la ropa, mientras espera unos minutos fingiendo que la ayuda para volverla a follar una vez más antes que su marido llegue.
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